El ejemplo estelar de Kristel Köbrich

Por Tito Norte, Premio Nacional de Periodismo Deportivo.

Entre la permanentemente generosa cobertura del fútbol profesional nacional y extranjero, la noticia alcanzó a porfiar espacios y a ser destacada como lo que era: un logro importante para el quehacer deportivo de Chile, máxime cuando los Panamericanos y Parapanamericanos en casa se siguen acercando en el calendario y en los avances como sede.

Me refiero a la nueva conquista de Kristel Köbrich, la máxima figura de la natación chilena de todos los tiempos. Más allá de que sea una verdadera costumbre que, a despecho del tiempo transcurrido en albercas del país y del extranjero, le permita seguir figurando en competiciones internacionales, lo novedoso de su performance va más allá del propio registro por sus proyecciones. Y es que en un importante y exigente encuentro en aguas estadounidenses los 16:10:58 anotados en los 1500 metros planos la dejan al alcance de los Juegos Olímpicos de París el año venidero. Y lo trascendente no es solo su presencia en el marco de los cinco anillos, sino que esa participación sería la sexta que resaltaría en su ya amplio y estelar currículo.

Las estadísticas señalan que solo tres nadadores de otras banderas han alcanzado esa cuota, lo que la situaría en ese particular podio de presencias. Y en nuestro medio pasaría a ser la única exponente en sumar esa cifra. La atleta Erika Olivera, ya alejada de la competición y hoy parlamentaria, tiene cinco justas magnas a su haber compartiendo con Kristel ese privilegio.

Ojalá nuestra figura acuática lo consiga, al margen de lo que pueda entregar en los Juegos Panamericanos 2023. Sería un lindo premio a su entrega a este deporte, que por sus propias convicciones le ha hecho trabajar con rigurosidad llamativa, lejos incluso de su hogar. Y que promete continuar realizando porque declara que es lo que le gusta y que hace con verdadera pasión.

No hay duda que estamos ante una figura de excepción. Lo que no quiere decir que no sea un ejemplo para tantos deportistas jóvenes –no solo de la natación clásica- que insinúan condiciones. La perseverante dedicación de Kristel Köbrich es una lección a la vista de lo que se puede alcanzar con voluntad y amor por lo que se hace.Ver más

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México 75, una cita para olvidar

Por Tito Norte, Premio Nacional de Periodismo Deportivo.

Las experiencias recogidas en competiciones internacionales son siempre variadas. En nuestra columna anterior, resalté el significado de ser testigo por primera vez de una medalla de oro conquistada por un deportista chileno en unos Juegos Panamericanos. Y volvíamos a aplaudir la emoción que nos brindó el esfuerzo generoso del corredor en patines Francisco Fuentes. Es que habíamos estado ya en dos citas de esta magnitud sin recibir una satisfacción de ese volumen.

Había debutado profesionalmente en ese nivel en los Juegos de Ciudad de México en 1975, una experiencia ingrata desde todo punto de vista. En lo deportivo, porque la capital mexicana había asumido el reemplazo de Santiago de Chile, que había desistido tras el golpe militar. La presidencia de la entonces Odepa estaba en manos de Mario Vásquez Raña, mexicano, empresario de generosos bolsillos, que asumió la responsabilidad para no ensuciar su gestión y continuar sin tropiezos al frente del organismo panamericano. De manera que todo contacto no comenzaba en plano deportivo sino en tratar de definir lo que se estaba viviendo en nuestro país. Aparte de que virtualmente todos los días nos golpeaba el anuncio del supuesto asilo de un miembro de la reducida delegación nacional. Porque los competidores con los colores patrios fueron solo 64, la menor en toda la historia de la participación nacional. Los que a su vez tuvieron que soportar similar asedio, pero en especial por la pérdida de la sede y la expectativa de serlo en años inmediatos.

Con un grupo disminuido era imposible postular a medallas o a retener alguno de los lugares conseguidos en las recolecciones anteriores. Más lo que no se vislumbraba es que se recogieran solo dos preseas y ambas de bronce. Leyla Musalem en el tenis con mucho temple en tan adversas condiciones y Fernando Vera en la persecución individual del ciclismo inscribieron su nombre para evitar que el descalabro nos dejara, incluso, fuera del recuento. Chile terminó 19º, la peor de todos los tiempos. Felizmente, irrepetible.

Junto a Sabino Aguad, ungido como Mejor Dirigente de América en mérito a su brillante y extensa trayectoria, fueron los nombres que evitaron al deporte nacional un papelón aún más severo que el que registran las estadísticas. Y que desde el periodismo deportivo no se pudo soslayar.Ver más

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Un oro panamericano inolvidable

Por Tito Norte, Premio Nacional de Periodismo Deportivo.

Mi desempeño en medios de comunicación me permitió asistir a tres Juegos Panamericanos: Ciudad de México 75, San Juan de Puerto Rico 79 y La Habana 91. No eran los mejores años de nuestro deporte. Baste señalar que en el primero Chile sumó solo dos bronces en el peor saldo de su historia en esta justa. En San Juan se mejoró, pero el oro fue uno solo: persecución por equipos en ciclismo.

Curiosamente, esa prueba a poco de realizar se suspendió por lluvia. “Hasta el día siguiente”, anunciaron los organizadores, pero como se vislumbraba otro aguacero, cambiaron y se efectuó solo horas más tarde con oro para los nuestros: Vera, Tormen, Aliste y Muñoz. Sin embargo, el triunfo lo vieron solo los pedaleros y sus técnicos. Ningún medio nacional. Con decir que el cuarteto tuvo que simular y repetir pasajes de su actuar horas después para que los reporteros gráficos chilenos pudieran enviar algún “testimonio” a los medios…

Tampoco fueron pródigos en preseas de oro los Juegos siguientes. En Indianápolis, el atleta Emilio Ulloa y en Caracas, el balista Gert Weil fueron los únicos que aportaron. Por eso, en mi viaje a La Habana confiaba en ver a algún deportista nuestro en lo alto del podio. Weil era el gran candidato, pero como yo solo iba como colaborador de La Nación, mi colega titular optó por asumir esa cobertura y me dejó en libertad para que escogiera otro deporte con presencia nacional.

Por esas cosas de Dios, opté por el patín carreras. Me dirigí al patinódromo y al acercarme a la tribuna de prensa, mi colega argentino Eduardo Alperín me recibió a los gritos: “Mirá, Tito, el chileno ya ganó… Se arrancó en la primera vuelta. No lo pilla nadie…”. Y fue cierto. Francisco Fuentes hizo la gracia con un giro de ventaja hasta cruzar la meta de la prueba larga. Un oro impensado.

Poco demoré en llegar a la pista a felicitarlo. Un emocionado abrazo. Tenía la suerte de conocerlo. Para los Juegos Sudamericanos de Santiago, -Odesur, en ese entonces- de los que fui subjefe de Prensa, nos ayudaron alumnos de la Escuela de Educación Física de la universidad San Alberto Hurtado. Uno era Pancho, quien con su conquista inició el triunfal camino dorado del patín carreras en este nivel, que siguieron después Marcela Cáceres, Emmanuelle Silva y María José Moya.

Para mí, la alegría de ver a un chileno auténtico como indiscutido campeón continúa siendo inolvidable. Te sigo agradeciendo, Pancho.Ver más

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Lima 2019, prometedor aperitivo

Por Tito Norte, Premio Nacional de Periodismo Deportivo.

La impresión final de un compromiso de la envergadura de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos no solo dependerá de la calidad de infraestructura de sus escenarios para la competición y para el hospedaje de sus visitantes sino también del respaldo que entregue el público a las 39 especialidades en que rivalizarán un par de semanas en pos de marcas y de medallas más de ocho mil atletas.

Las ciudades sedes –en el fondo, el país organizador- asumen también el compromiso de presentar deportistas que individual o colectivamente cumplan un papel destacado en la pugna con los atletas de los 40 países que llegarán tras similares objetivos. Ya está comprobado que esa porfía no solo deriva en superar las cuotas habituales de preseas sino que se refleja en el ejemplo que dejan a futuro para las generaciones venideras.

Desde que el mediofondista Gustavo Rojas entregó la primera medalla –bronce en 1500 m planos el 1 de marzo- en los Juegos iniciales de Buenos Aires 51, los competidores chilenos han sumado 336 podios alcanzando en 57 oportunidades el sitial más alto. Colectivamente Chile comenzó en meritorio cuarto lugar con altibajos posteriores que le llevaron hasta el 19º puesto en su peor ubicación en México 75. Felizmente, la recuperación ha sido notoria, consecuencia de mayor y mejor disposición de recursos y de un más responsable trabajo directivo con el respaldo siempre trascendente del Estado y en creciente grado de la empresa privada.

Así, en la última cita de Lima 2019 se sumaron alegrías en número superior a las versiones anteriores y se dejó entrever un contingente crecido de deportistas que para la magna cita en casa a cuatro años plazo podrían reiterar o superar sus cometidos. Es la esperanza que se mantiene, acicateada por la preparación consistente y por el roce competitivo en niveles exigentes en la mayoría de las especialidades sostenidos la justa en la capital peruana.

Aguardemos, entonces, con optimismo el cada vez más cercano 20 de octubre.Ver más

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Esperando Santiago 2023

Por Tito Norte, Premio Nacional de Periodismo Deportivo.

Y esta vez serán realidad.

El deporte chileno se apresta a recibir los Juegos Panamericanos 2023 tras varios aprontes fracasados. A ellos ahora se suman los Parapanamericanos que en las primeras postulaciones no estaban ni siquiera en carpeta. Como todo magno evento, su materialización no ha sido fácil. Las exigencias son apreciables en cuanto a inversiones en escenarios, acomodaciones e instalaciones, además de lo que significa el plano competitivo para todo local. No obstante, a seis meses de su comienzo, la frase inicial de estas líneas está plenamente vigente.

No hay dudas de que en nuestro historial deportivo faltaba un acontecimiento de estas dimensiones. Dos Juegos Sudamericanos sumados a una cantidad crecida de citas subcontinentales de todos los deportes, al Mundial de Fútbol de 1962, de Básquetbol masculino y femenino, Esquí, Pentatlón, Atletismo y Fútbol juvenil y a los Hispanoamericanos de Atletismo acreditan que Chile ha sido buen organizador y ha salvado esas responsabilidades asumidas muchas veces sin tener nada y con la promesa de tenerlo todo siempre cumplida.

Faltaba consumar la expectativa de estos Juegos que ya tienen casi tres cuartos de siglo de vida. Y Chile había postulado para 1959, retirando su candidatura ante el compromiso de Cleveland que al final desistió, obligando a Chicago a afrontar la misión. Luego para 1975, por temor a un boicot político, si bien se dijo otra cosa y, la más cercana, en 1987, por razones económicas. Vacilaciones que hicieron perder la confianza internacional por largo tiempo hasta que se obtuvo el visto bueno para 2023.

A poco más de 160 días, Santiago y las subsedes aguardan a más de ocho mil deportistas de 41 países que competirán en 39 especialidades, además de cientos de turistas.

En buena hora.Ver más

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