El primer regalo

El primer regalo

Por Tito Norte, Premio Nacional de Periodismo Deportivo.

Es cierto que aún la inauguración oficial no se realiza. Mas, lo concreto es que ya Santiago está viviendo la máxima fiesta del deporte de las Américas. La cita que debió realizarse en 1975 y en 1983 al fin instaló su sede en nuestra capital. La llegada de avanzadas de delegaciones foráneas abrieron la realidad de su realización y el béisbol y el boxeo se apresuraron en iniciar sus competiciones. Ahora se irán sumando las otras especialidades y también las representaciones de las 41 banderas que engalanarán escenarios no solo en la capital sino también en otras ciudades de nuestro territorio. 

Todo el tiempo aguardado encontrará ahora una explicación fácil. Ya el béisbol lo anticipo en ese madrugador compromiso entre México y la selección local. Una asistencia considerable para una especialidad que por años ha mantenido una porfía por crecer. Obviamente, la carencia de una sede en la capital ha sido su principal tropiezo porque dirigentes agotaron trajines en pos de conseguir ese “diamante” que para la especialidad es una joya donde se miden los afanes de sus cultores. Indudable que más allá del desenlace deportivo, el ganador fue el deporte mismo. Era cosa de ver las características del escenario. Cómo habrán gozado desde las alturas Ricardo Santander y José Joaquín Pérez que se cansaron de batallar sin lograrlo. Lo que ellos pretendieron décadas atrás requirió de unos Juegos Panamericanos para convertirse en realidad. Y otros que prosiguieron en esa misión como Jorge Parada, Aldo Picozzi, Enrique Cabezas y Alfredo Román podrán asomarse a algún partido para comprobar que es cierto. Supe en directo de su batallar contra la indiferencia de variados sectores. Más, como muchas cosas en nuestro Chile, “demoró pero salió”.

El desenlace deportivo quedó atrás. Es la clara diferencia entre una potencia del más alto nivel y de una selección con el déficit señalado. Por eso alegra el respaldo en las tribunas y algo más que conformidad con el resultado. El propósito de sus defensores de que el futuro será distinto porque ya no se toparán los avatares de la principal carencia.

Es el saldo favorable que dejan estas grandes competiciones. El béisbol no será el único beneficiado. También otros deportes sumarán de aportes de esta magnitud, básicos para todo desarrollo y crecimiento. Con la expectativa de crecer en cultores y en rendimiento. En buena hora.